Lo mismo que yo sufrí
Esta frase ya lleva dos generaciones que se comenzó a utilizar como un argumento para justificar el hecho de que a nuestros hijos podamos darles todo lo que está a nuestro alcance y lo único que se ha obtenido es hijos incapaces de enfrentar por sí solos muchos retos y frustraciones ante la vida.
Les estamos enseñando a recibir pero no a dar, y bajo el argumento de que “se puede traumar” o “es que todos los demás lo hacen, o todos lo tienen” y lo más irónico es que sufren en demasía debido a que no han sido preparados para tolerar la frustración (porque nunca quisimos que la padecieran bajo el argumento de no traumatizarlos) y ante esta realidad los estamos preparando para “sufrir la vida”.
Como no están preparados para lidiar con esa frustración en automático van a buscar conductas o sustancias que los hagan sentir “bien” ante el caótico malestar que están “sufriendo” (lo ideal sería decir “viviendo”), es así como el consumo/abuso de sustancias, se basa en relaciones destructivas o incluso alteraciones en la personalidad de los jóvenes pueden ser la consecuencia ante la inadaptación a lo que les ofrece el mundo y vean lo real que puede llegar a ser.
Pero ¿Por qué un padre/madre actúa de esta manera con sus hijos? La respuesta es por y para evitar la sensación desagradable (llámese ansiedad) que les genera el ver o pensar que su hijo sufre al no resolverle la situación que está viviendo. Aquí un ejemplo, saber que mi hijo dejó el lunch en la casa y que va a estar sufriendo de hambre, hace que haga lo posible para que dicho lunch llegué a su escuela (mandar a la persona que ayuda en casa, mandarlo en taxi, salir de la oficina para dejárselo, hablar con la maestra para que me preste dinero y de esa manera no sufra mi hijo por algo que es su propia responsabilidad).
Darles lo mejor como;
La honestidad, la responsabilidad, la paciencia, el respeto y la solidaridad, son algunos ejemplos de valores que debes inculcar. La convivencia y el aprendizaje vivencial son la base para formar niños íntegros y con sentido de la ética.
¿Es bueno que mi hijo sufra?
Lo que es bueno es que mi hijo aprenda a manejar y superar la frustración pero que sobre todo aprenda que hay cosas que no dependen de él (ni de sus padres) y por lo tanto necesita aceptar la realidad así tal y como es.
Si a veces como padre te sientes incómodo porque tu hijo no está a la moda como los demás, te invito a analizar cuáles son tus motivaciones o necesidades que tratas de resolver al proyectarlas en resolver las necesidades de tu hijo. Recuerda que no porque algo sea “normal” significa que sea “adecuado” y es de lamentar que en nuestra cultura cada vez es más “normal” inutilizar a nuestros hijos para que yo como padre no viva la ansiedad de ver que mi hijo está aprendiendo a adaptarse a la vida, y está adaptándose a la sociedad y que eso le permitirá aprender, crecer y sobreponerse a muchos retos que tenga en el camino.
Tu hijo como adulto te agradecerá el proceso de rehabilitación y el hecho que le diste lo que era necesario para vivir en valores y contentamiento, (poder aceptar de buena gana lo que no le gusta) lo cual se reflejará en que viva una vida llena de plenitud y no de frustraciones.
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Psic. Guillermo Rojas Ayón
Esp. en adicciones
Ced. Prof. 7237938
Terapeuta de Clínica SER