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5 Etapas que vive un familiar para aceptar la adicción

Tabla de contenidos

Etapas que vive un familiar para aceptar la adicción. Sabemos bien que el  paciente con problemas de adicción siempre se convierte en el centro de atención familiar,  pasando a ser un asunto de codependencia, en donde el familiar vive diversas etapas que lo colocan en incertidumbre, temor, angustia y preocupaciones severas que suelen durar semanas, meses y hasta años.

Respondamos estas simples preguntas: ¿cuántas veces hemos intentando controlar la situación que vive nuestro familiar adicto? ¿que hemos hecho para evitar la adicción cuando lleva años viviendo en nuestro sistema familiar? ¿Esta fuera de control la  adicción de mi familiar?

Si definitivamente este tipo de preguntas  respondemos de forma positiva y nos estresa porque así lo vivimos,   debemos aceptar ayuda psicológica ya  que ese estilo  de vida familiar por una adicción no es sana. Existen 5 etapas en los problemas de adicción que vive la familia, es importante que la familia los analice, se identifiquen y si presentan mas de 2, busquen ayuda, tanto para el usuario con problemas de adicción como para el núcleo familiar y son:

Etapas que vive el familiar para aceptar la adicción

1.Etapa de la Negación: Primer mecanismo de defensa que aparece y consiste en no querer saber o “aceptar” lo que es la realidad, por lo tanto, la familia enferma niega la situación de que existe un problema severo en casa y de que ellos están enfermando también al intentar resolver algo que ya no está en sus manos.

2.Etapa de la Ira:  Es cuando no sabemos qué hacer con tanto que cargamos, con tanto que contenemos y hemos aguantando, que llega el momento en que ventilamos nuestro enojo, nuestra rabia de manera racional o irracional sobre cualquier persona o cosa que pueda estar a nuestro alrededor, es el momento perfecto para lastimar a los que nos rodean, todo por no saber como actuar ante un problema de diversa magnitud.

3.Etapa de regateo o la negociación: ¿cuántas veces intentamos convencer a nuestro familiar adicto para que ya no use mas las drogas o el alcohol? ¿Cuántas veces fuimos complacientes? Les habremos regalado dinero, coches, viajes, los sacamos una y otra vez de los problemas o quizás ¿Cuántas veces fuimos permisivos intentando negociar con ellos que ya no consumieran más?

Esta etapa es un pacto, que solemos hacer con ellos, utilizando de argumento todo lo habido y por haber, incluso se observa este tipo de pacto con algún tipo de ser trascendente o con la vida, esto también es algo muy común en esta etapa, por ejemplo: “el problema no hubiera ocurrido si yo hubiera hecho…” “Por eso me veo obligado a hacer por el todo lo que…” “Si Dios me saca de este problema, yo prometo que…”     OJO: La culpa no es de nadie, responsabilidad es el término correcto y cada quien es responsable de lo que le ocurre en su propia vida. Así que evitemos negociar con el usuario con problemas de adicción, ni con los que lo rodean ni con ningún tipo de fuerza divina, repito, cada quien es responsable de su propia vida y  de su toma de decisiones.

4.Etapa de la tristeza: Es el luto en su máxima expresión, “es el tiempo de llorar”. Aquí las familias experimentan un cierto aislamiento y una fuerte depresión al sentirse impotentes con su situación, no saben como resolver, se estancan y ellos enferman también, surge la angustia, la desesperación, la impotencia, dejan de hacer lo que les gustaba, vigilan a toda costa al usuario con adicción, simplemente ya no viven sus vidas y descuidan las de los demás integrantes de la familia, generando consecuencias graves, como problemas familiares, peleas rupturas e incluso divorcios.

5.Etapa de aceptación: Es el final de la lucha que pudo durar años y provocar muchos desgastes emocionales, es cuando el familiar por fin decide estar en paz con lo que es la realidad y claro esta tranquilidad se adquiere mediante el proceso terapéutico familiar, personal y grupal. Es cuando se aprende a soltar, y se aprende a vivir sanamente. Nuestro compromiso con ustedes como familias es ayudarlos, guiarlos  y enseñarles un nuevo camino  de amor sin culpas  ni remordimientos.

Qué mi familiar no se comporte o actúe como yo esperaba no es culpa mía, pero si responsabilidad del otro.

Vive y deja vivir

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Esp. Cristhel A. Segovia Rivera

Cédula  profesional: 11287339

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